Hace un tiempo hablando de los retos que había superado en la vida con Andreina, dije que le causó muuuucha gracia y luego de carcajadas me dijo:

¿Es que no lo hacías? ¿Cómo vives entonces?

Lo que le dio risa fue esta frase:

Todo cambió cuando empecé a respirar.

Después que me di cuenta de lo que dije incluso yo me reí, fue raro decirlo en voz alta.

Tome una respiración profunda y le respondí:

Si Ina, claro que respiro y siempre he respirado, lo que pasa es que me di cuenta que lo hacía en automático, a la carrera y mal.

Aunque haya causado risas y parezca difícil de entender.

(Porque está claro que tenemos que respirar para vivir)

Respirar es una acción obligatoria de la vida a la que no le prestamos atención.

Pruébalo un momento, inhala por la nariz y observa con el aire entra y se infla tu pecho.

Exhala lentamente y siente como todo se desinfla.

Cuando haces esto consciente encuentras una forma de estar en conexión contigo y con el presente.

Tus pensamientos, tu corazón y. tu cuerpo se calma.

Dejas de pensar y pensar y pensar y empiezas a estar, a ser.

Dejas las prisas y encuentras tranquilidad interior a pesar del exterior y sus circunstancias.

Encontrar este estado de presencia y calma es necesario para encontrar las respuestas y las decisiones correctas para vivir tus sueños.

Llevo años preparándome y practicado la respiración consciente, meditación y mindfulness.

El pasado abril, recibí el certificado como Mindfulness Mentor de quien para mi han sido mis maestros en este camino Tara Brach y Jack Kornfield.